Dojo in Bolivia
13 images Created 21 Aug 2023
En una oscura racha de soledad y angustia Cristian Lombardi entró al Dojo del Artes Marciales Mixtas en La Paz, Bolivia, buscando un refugio, un lugar donde pensar cómo seguir adelante con su vida. “Cuando entras a un Dojo, tienes que pasar la puerta a otra dimensión, como una pequeña muerte donde dejas afuera todo lo que cargas....y a la salida tu veras si lo cargas de nuevo o no”
De esa experiencia al límite surgió este ensayo fotográfico que muestra la intimidad de un difícil deporte . “Aquí encontré valores. Me puse a entrenar y olvidé deprimirme”.
Nacido en Francia, Cristian tuvo una niñez complicada y ya mayor se alistó en la Fuerza Aerea y fue destinado al Atolón del Pacifico Sur. Dio vueltas por el mundo y finalmente, ya no recuerda buscando qué, llegó a La Paz. Se quedó en esa ciudad que define “como un hongo de los Andes abandonado a su suerte”.
Gracias a que su presencia en el gimnasio se volvió cotidiana “mis compañeros se concentran en lo suyo y me olvidan de mi cámara, eso es todo lo que les pido. Yo me encargo de evitar patadas y puñetes”
Su enorme talento fotográfico no lo ayuda cuando se calza los guantes. Confiesa que recibe alguna que otra paliza, pero no le importa. Siempre vuelve a entrenar y cuando pisa el tatame se hace un juramento : cortesia, integridad, autocontrol, perseverancia y espíritu indomable
De esa experiencia al límite surgió este ensayo fotográfico que muestra la intimidad de un difícil deporte . “Aquí encontré valores. Me puse a entrenar y olvidé deprimirme”.
Nacido en Francia, Cristian tuvo una niñez complicada y ya mayor se alistó en la Fuerza Aerea y fue destinado al Atolón del Pacifico Sur. Dio vueltas por el mundo y finalmente, ya no recuerda buscando qué, llegó a La Paz. Se quedó en esa ciudad que define “como un hongo de los Andes abandonado a su suerte”.
Gracias a que su presencia en el gimnasio se volvió cotidiana “mis compañeros se concentran en lo suyo y me olvidan de mi cámara, eso es todo lo que les pido. Yo me encargo de evitar patadas y puñetes”
Su enorme talento fotográfico no lo ayuda cuando se calza los guantes. Confiesa que recibe alguna que otra paliza, pero no le importa. Siempre vuelve a entrenar y cuando pisa el tatame se hace un juramento : cortesia, integridad, autocontrol, perseverancia y espíritu indomable